No se puede culpar a los niños que piensan que las clases de gramática son una estupidez. Como poco, tienen argumentos razonables para considerar que son un esnobismo. Al fin y al cabo esos niños han aprendido a hablar perfectamente sin necesidad de estudiar de antemano un montón de reglas que, encima, están plagadas de excepciones absurdas. Si además están estudiando más de un idioma se encontrarán con disparates como que el gerundio sirve para cosas distintas en cada lengua, y cosas así. Padres y maestros intentarán motivarles argumentando que así entenderán por qué se habla como se habla, y aprenderán a hacerlo bien, sin cometer los fallos habituales. Esta última parte, sin embargo, solo será convincente en la medida que el niño no se cuestione esa visión prescriptivista de que si habla de un modo distinto al de la mayoría, estarán hablando «mal», y mientras no caiga en la cuenta de lo incongruente que es que haya normas contrarias a «lo normal», es decir a lo habi...
Sitio dedicado al lenguaje y la naturaleza humana, con un interés especial en las perspectivas de J. R. R. Tolkien y C. S. Lewis, dos escritores a los que debemos la forma en que hoy se hace y se recibe la literatura imaginativa y la mitología, gracias a sus célebres relatos de la Tierra Media, Narnia y otros mundos fantásticos.