Es curioso que uno de mis libros favoritos de C. S. Lewis sea también uno de los más vilipendiados por J. R. R. Tolkien. Lo peculiar no es que Tolkien arremetiese contra la obra de su amigo (es conocida su agria reacción a El león, la bruja y el armario ), ni que me guste un libro criticado desfavorablemente por Tolkien (de no ser así mi catálogo de lecturas placenteras sería muy magro), sino que —habida cuenta de mi admiración hacia Tolkien como filólogo— esto ocurra con un libro que criticó especialmente por su tratamiento de los detalles lingüísticos. Y aun así, considero que este es el libro más filológico de Lewis, incluso en el sentido literal de la palabra.
Sitio dedicado al lenguaje y la naturaleza humana, con un interés especial en las perspectivas de J. R. R. Tolkien y C. S. Lewis, dos escritores a los que debemos la forma en que hoy se hace y se recibe la literatura imaginativa y la mitología, gracias a sus célebres relatos de la Tierra Media, Narnia y otros mundos fantásticos.